El currículum en el contexto de pandemia: qué enseñar y por qué
La selección de saberes relevantes y con sentido para el presente y para un mundo desconocido por-venir.
Refresquemos algunas breves cuestiones sobre el currículo, como para saber a qué nos referimos con ese concepto.
Macedo y Lopes (2011) consideran que, para describir el currículum, es necesario dar cuenta no solo de lo formal, de aquello sobre lo que prescribe enseñar, sino también de lo vivido, de lo cotidiano. Más aún, señalan que, para comprender lo que el currículo representa, es necesario salirse de las ataduras de tales distinciones, pues en cualquier caso el currículum es una práctica de producción de sentidos, una práctica de poder. Así, construye la realidad, proyecta nuestra identidad.
Para Tadeu da Silva (1999), también el currículum es centralmente una cuestión de poder, que se expresa de múltiples maneras. Por ejemplo, en los procesos de selección y distribución del conocimiento escolar, al privilegiar un conocimiento sobre otros. Se expresa también en el tipo de subjetividades que contribuye a configurar, pues, entre las múltiples posibilidades, se privilegia una identidad o subjetividad como ideal por sobre otras. En ese sentido, remarca, el currículum es una cuestión de identidad, porque “en el curso de esta ‘carrera’ que es el currículo terminamos por convertirnos en lo que somos”. (p. 6)
Para estos autores, las preguntas centrales en el currículum están referidas por una parte al qué, qué se transmite en la escuela, al por qué de esa selección y, junto con estas, ¿en qué quiere (el currículum) convertir a las personas? Refieren entonces al futuro y obligan a pensar qué tipo de ciudadano debe la escuela contribuir a formar. En ese sentido, la pregunta por los contenidos, que refiere a por qué estos y no otros es crucial. Para mostrar de modo más cabal el influjo que ejerce el currículum, sobre las personas, junto con ello, ineludiblemente hay que pensar: ¿entre quiénes y cómo se reparte el conocimiento escolar?
Con la intención de ampliar estas reflexiones, los invitamos a mirar el siguiente video, prestando especial atención a la relación entre el mundo, la cultura y el currículum, orientados por las siguientes preguntas:
¿Qué elegir y por qué, frente a al ritmo vertiginoso de la producción de conocimiento sobre las problemáticas del presente? ¿Seguimos con el ABC de nuestras disciplinas? ¿Transmitimos todo lo que podemos? ¿O elegimos aquello que pueda provocar pensamiento y conmoción frente al mundo?
https://www.youtube.com/watch?v=kQjtK32mGJQ
Con el video y estas reflexiones, queremos mostrar la relevancia que el currículum y las teorías del currículum, intentan evidenciar, cómo, a lo largo del extenso recorrido que representa nuestro paso por las instituciones escolares, terminamos siendo lo que somos. El sentido del currículum como cuestión de identidad es muy potente. No sólo porque da cuenta de lo dinámico de esa producción, recordemos que las identidades nunca son fijas, sino porque nos permite dimensionar el peso de la influencia escolar sobre nuestras vidas. Como lo han mostrado de manera magistral tanto los teóricos críticos como los poscríticos, las escuelas no son espacios donde el conocimiento circula y se distribuye por igual entre las y los estudiantes, sino más bien, se trata de espacios donde la desigualdad se produce y reproduce cotidianamente de modos diversos.
Hemos transcurrido ya más de medio año de un ciclo lectivo que ha requerido del colectivo docente un gran número de “acomodaciones”. No sólo la de aprender a movernos en el mundo de la tecnología, con las revisiones necesarias en términos de estrategias de enseñanza, sino la de hacer esfuerzos enormes por revisar una y otra vez nuestras planificaciones para repensar en los contenidos incluidos. De nuevo las tensiones.
En párrafos anteriores, la reflexión sobre esas tensiones se movían entre conservar y transformar las formas de enseñar. En este apartado, se orientan hacia el qué enseñar y hacia los modos en que ese conocimiento se distribuye entre todos. La cuestión se plantea entonces, por una parte, entre enseñar aquello que estaba incluido en el currículum o enseñar poniendo en primer plano el presente, incluyendo nuevos contenidos que la pandemia impone a la humanidad.
¿Cómo se define lo relevante, lo significativo? Más aún, ¿cómo se define lo necesario, lo imprescindible? ¿Relevante es lo que está ya definido en mis planificaciones o relevante es lo que el contexto de alguna manera “impone”? Por otra parte, la tensión también se extiende hacia los modos de distribución del conocimiento escolar. ¿El conocimiento está al alcance solo para aquellos estudiantes con los recursos tecnológicos necesarios para acceder a él? O ¿Cómo resolver la apropiación de contenidos por parte de los estudiantes con escasos o nulos recursos tecnológicos? ¿Qué otras nuevas tareas me demanda como docente garantizar que el conocimiento llegue a todos?
nuevas organizaciones temporales y espaciales, las relaciones entre lo público, lo privado y lo doméstico, nos obligan a repensar nuevos contenidos sobre estructuras curriculares ya existentes. ¿Qué saberes emergen de este presente que puedan efectivamente proyectarse a un futuro que aún no podemos imaginar?
Para ayudarnos a pensar en respuestas posibles a estas tensiones en el plano del currículo, compartimos reflexiones que realiza Díaz Barriga (2020), quien nos advierte sobre el riesgo que supone intentar avanzar a cómo de lugar con las programaciones, y tratar de salvar el año escolar y lograr calificar a los alumnos, ignorando la necesidad de trabajar a partir de otros saberes que hoy la vida está demandando. Este problema no es nuevo en la institución escolar, lo que sucede es que, en este contexto, se agudiza, por tanto la pérdida de sentido de la escuela es mayor. Así, se desaprovechan oportunidades para analizar cómo los estudiantes han perdido “su espacio de encuentro, de intercambio y de socialización, y por otro, la pérdida de rumbo de la educación, que ha quedado atrapada en el formalismo del currículo, del aprendizaje, de la eficiencia y de la evaluación” (Díaz Barriga, 2020, p. 25). Esta ignorancia pasmosa del contexto muestra la dificultad de la escuela para aprovechar una importante experiencia de la cual aprender.
fuente: Abdala C. y Saientz, D. (2020). Clase Nro. 2: Pensar la clase y la enseñanza desde la didáctica crítica. ¿Otros/nuevos sentidos para la reproducción y la transformación? Saberes necesarios para repensar las prácticas educativas en la Formación Docente. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
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